lunes, 28 de septiembre de 2009

domingo, 20 de septiembre de 2009

Rosh Hashana (II)

La celebración del año nuevo en casa de mis amigos me dejó con ganas de saber cómo se vive la misma fiesta en la comunidad hasidim.

Todo el mundo estaba en la calle, vistiendo sus ropas de gala (el talit y el schtreimel). El barrio, cuyos habitantes tienen prohibido ver la televisión y oír la radio, ha tenido dos encendidos debates en los últimos meses: el primero por la construcción del carril bici que lo atraviesa y conecta con la zona hipster. Los ancianos ven en la presencia de esas jovencitas insinuantes montando en bicicleta y enseñando el ombligo al mismísimo diablo. Pero no fueron capaces de que el ayuntamiento retirase el plan, y el carril bici sigue ahí.


El otro conflicto ha surgido por la presencia de un puesto de perritos calientes kosher en una plaza del barrio. Los jóvenes se mueren por probarlos y aunque cumplan los requisitos religiosos, otra vez se percibe la presencia de un elemento nuevo como una irrupción indeseable en lo que quieren que sea un barrio puro. No obstante, las miradas inquisitivas y curiosas de las mujeres cuando ven a una chica vestida con ropas modernas y los foros clandestinos de internet de jóvenes de la comunidad nos dicen que las cosas pueden ir cambiando lentamente.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Cherokee

Cómo acabé cenando arepas venezolanas con un galerista medio loco y una pintora cherokee de ochenta y cuatro años no es fácil de explicar, pero el caso es que poco a poco voy encontrándome con las viejas glorias de Williamsburg que me permiten recomponer las piezas del puzzle de la historia negra del barrio, cuando los tiroteos eran rutina y las partes no aprovechables de los coches robados decoraban Bedford Avenue. Ya conocía a Steve, un pintor casado con una catalana que viven en la última planta de mi edificio desde que esto era un barrio salvaje, sólo apto para gente muy dura. El otro día profundicé un poco más. El galerista, Rich, me cuenta que llegó a finales de los setenta, después de haber vivido diez años a la orilla del río Pecos, rodeado de escorpiones y salteadores, así que el cambio no le resultó demasiado duro, y las bandas urbanas y los tiroteos no le impresionarion gran cosa. Por aquella época conoció a Lucifer, del que ya os he hablado, hoy el jefe de la banda de moteros Legion Of Doom, hoy un referente del barrio por su capacidad de liderazgo y el control férreo que ejerce sobre sus acólitos, para que no se desmanden y se comporten cívica y respetuosamente dentro de sus propias reglas. El hecho de que una vez cada dos o tres meses enciendan una gran hoguera en el patio y pasen la noche bebiendo cerveza y haciendo rugir sus motos al grito de "L.O.D, L.O.D!" hasta las seis de la mañana es un pequeño detalle que parece entrar dentro de esas reglas. El mismo personaje, antes de llamarse Lucifer y antes de fundar su Legión del Averno, parece ser que vivía sin un dólar y solo dentro de su coche, en ese Williamsburg donde una vida valía muy poquito. Cuenta el galerista que un día le vio salir de su coche maldiciendo enfurecido y prometiendo que si ese maldito colombiano no se apartaba de su camino iba a acabar muerto.

A las pocas horas Rich, el hoy galerista, salió de su casa alarmado por el ruido y se encontró al colombiano muerto en la acera de un tiro. "Lucifer is no joke, man", concluye mientras masca su arepa, para acto seguido reirse de lo mucho que ha cambiado. "Ahora parece Santa Claus!"

¡Feliz año nuevo 5770!

Cuando mi amiga Orit me invitó a la cena de fin de año en su casa no lo dudé ni por un segundo: de ninguna de las maneras pensaba perderme una celebración tan señalada como esa...¡en pleno septiembre!

No, ni la familia de mi amiga ni yo nos hemos vuelto locos, o no más de lo que ya estábamos antes. Se trata de Rosh Hashana, el paso del año judío.

Fue una gran fiesta, vino gente de todas partes y después de que el padre recitase las oraciones pertinentes y bendijese el pan, pude participar en las tradiciones culinarias: bolas de matzah, pastel de bacalao con pasta picante de rábanos y vinagre, carne estofada de ternera, y algo que tan importante para ellos como las uvas para nuestro fin de año: manzanas con miel. ¡Ah! y de postre, kugel de fideos con pacanas.




El cuerno de carnero (shofar) , ya estaba presente en la mesa a la espera de ser soplado a la mañana siguiente como símbolo de arrepentimiento...

jueves, 17 de septiembre de 2009

Desde el tajo.

Concretamente aquí.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Miscelánea V.

No tengo la menor intención de caer en un discurso apoblogético, así que sin más ahí va una ristra de fotos. La primera, una muestra gráfica de la canícula neoyorquina. Me fue imposible sacar en la imagen las bermudas que lucía el gachó, eso sí, a juego con el uniforme.

Y por el mismo precio, estas otras frivolidades:

A ver quién es el guapo que me dice ahora que mis camisas de leñador no están a la moda.



Los restaurantes japoneses en España se consideran una exquisitez y tienes que ir preparado para pagar como si hubieses cenado y quedarte con hambre. Aquí en cambio se considera una comida muy corriente y, además de poder forrarte a sushi por precios ridículos, no es raro encontrarte con algunos locales japoneses…¡que ni siquiera ponen sushi! Este por ejemplo es un fast food cuya especialidad es el cerdo al curri estilo japo:



Todo lo que veis en la bandeja, sin embargo, es de cera. Es costumbre japonesa hacer imitaciones de las comidas en los restaurantes para poder tener la muestra en el escaparate años sin preocuparse de que se estropee. Yo, que no he estado en Japón, antes sólo lo había visto en Tokyo-Ga:




Desde el incomprensiblemente desconocido teleférico que sobrevuela el East River hasta Roosevelt Island. Miles de personas lo cogen todos los días para ir a trabajar:

Sin complejos:Aunque para desinhibición, la de San Francisco....quién supera esto, ¿eh?: