domingo, 26 de abril de 2009

¡Atchús!

-¡Jesús!
-(Oink)

Seguiremos informando.

viernes, 24 de abril de 2009

Por el East River y el Bronx

Por el East River y el Bronx
los muchachos cantaban enseñando sus cinturas,
con la rueda, el aceite, el cuero y el martillo.
Noventa mil mineros sacaban la plata de las rocas
y los niños dibujaban escaleras y perspectivas.

Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba las hojas grandes,
ninguno la lengua azul de la playa.

Por el East River y el Queensborough
los muchachos luchaban con la industria,
y los judíos vendían al fauno del río
la rosa de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados
manadas de bisontes empujadas por el viento.



Yo siempre pensé, a la vista del poema de Lorca, que Nueva York miraba a sus ríos, rodeada como está de agua por todos lados. Con mi complejo de madrileño que sabe que su ciudad ignora al Manzanares (justificadamente, todo sea dicho), tenía la idea de que las grandes ciudades se vuelcan en su ríos y en sus costas.

La ciudad en la que he estado con el enclave físico más parecido es....¡Cádiz!:

Vale, puede que la comparación sea arriesgada, en cuanto a carácter y escala no tienen nada que ver, pero son ambas son ciudades oblongas rodeadas completamente por agua, y son puerto marítimo. Pues bien, si Cádiz es su bahía...Nueva York no es sus ríos. Tiene una espina dorsal que es la quinta avenida, y todas las demás avenidas norte-sur, conforme se van alejando de ese centro pierden importancia, hasta llegar a las avenidas 1, A y B al este y 11 y 12 al oeste, que están absolutamente olvidadas, infrautilizadas, y llenas de industria decadente. Las vías de tráfico rápido, anchas e inhóspitas para el peatón, se sitúan precisamente allí, y el borde del río está en muchos casos inaccesible. Hay que decir, sin embargo que ahora está en marcha un proyecto gallardoniano para revitalizar el borde del Hudson con un parque lineal del que ya se ha construido un tramo. Pero a pesar de los esfuerzos del ayuntamiento, la realidad es que la ciudad se mira al ombligo y no quiere saber nada de sus riberas. Tendría que haber sabido interpretar a Lorca:

Pero ninguno se dormía,
ninguno quería ser el río,
ninguno amaba(...) la lengua azul de la playa


Hamelín

Ayer me pasó una de esas cosas que justifican vivir en Nueva York. Salí del trabajo, con ganas de darme un largo paseo. Para variar y conocer algo nuevo, me metí por la décima avenida, al lado del río Hudson. Es una zona desestructurada e industrial, y nada acogedora, con esos viaductos elevados bajo los cuales en las películas yanquis se cita el traficante y el bueno y acaban a tiros entre los coches...En la realidad, que yo sepa, y gracias a dios, esas cosas ya no pasan, al menos en Manhattan.

Paseando entre naves industriales y muelles abandonados, de pronto oigo música que sale...de un garaje. Me gusta, me atrapa, y voy hacia allá embobado como en el cuento del flautista. El garaje está abierto de par en par, y dentro se ve a dos músicos, una chica con un chelo sentada en un montón de chatarra repitiendo inmutable una misma base, rítmica y melodiosa, y un chico con una guitarra eléctrica improvisando, distorsionando, haciendo armonías arriesgadas que chocan con la ortodoxia del chelo. Me quedo un rato absorto en la puerta y veo que hay tres personas más dentro, escuchando. Parecen todos gente civilizada y la puerta está abierta...así que entro. Después de un buen rato disfrutando de la música me percato de que al fondo, detrás de la ventanilla de la taquilla del garaje hay una chica que tiene unos vasos y unas botellas de vino. Sirve vino a una pareja. Como llevo un rato oyendo la música, y pienso que debe e ser una especie de negocio improvisado, ya que estoy ahí me acerco y pido un vino. ¿cuanto es? "Es gratis" me dice la chica con una sonrisa, al tiempo que me indica una puerta entreabierta tras la cual se ve...¡una exposición de fotografía! Ocupando todos los espacios de la nave industrial, una inmensa galería de arte con cuatro exposiciones simultáneas, instalaciones, objetos, pintura, fotografía, escultura...

Resulta que ese día era la inauguración de la exposición y yo había caído sin querer en uno de esos espacios "secretos" tan en boga por aquí. Los organizadores lo difunden a los círculos que les interesa por internet y los invitados ya avisados van a tiro hecho. Fuera, nada excepto esa música tan pregnante podría hacer pensar que aquello era nada más que una nave abandonada.

Me paso la tarde dentro, escuchando y mirando maravillado.

jueves, 23 de abril de 2009

martes, 21 de abril de 2009

¡Por favor, deje de tocar el sitar, no puedo dormir!

No me he dado cuenta de hasta qué punto Williamsburg es el barrio emergente de moda en Nueva York por mucho que me lo decían por ahí hasta que he pasado un día festivo por Bedford Avenue, su arteria principal. La calle y sus aledaños se llena de puestos en los que se vende de todo: vinilos, libros de segunda mano, ropa, trastos... Y en cada esquina, de manera aparentemente espontánea surgen músicos y grupos de lo más variopinto: un trío de guitarras por aquí, unos didgeridoos o un bandoneón por allá, una gaita escocesa por otro lado, y otros instrumentos de los que ni siquiera sé el nombre. Las aceras se abarrotan de gentecilla, tocada con boinas francesas, coloridos gorros de lana o crestas punkies. Música, agitación y "buen rollo" a raudales. Las fotos de hoy son de esa misma calle, Bedford, pero el momento más opuesto: una tarde-noche de lunes, está lloviendo copiosamente, hace mucho frío y ni no se ve un alma. Pero ha sido entonces cuando me he dado cuenta de que está llena de pequeños detalles:

domingo, 19 de abril de 2009

Al fin, turismo.

Estos días estoy por fin visitando los museos y lugares obligados que no pude antes. Son muchos y sería muy largo enumerarlos todos, pero destacaré algunos de los que más me han sorprendido: la ingeniosa iluminación del interior del Cryshler Building, La animación de Chinatown y su brusco contraste con Little Italy. En general, los barrios tienen un fuerte carácter propio y está muy delimitados, de manera que cruzas una calle y pasas de Pekín a Palermo en cuestión de segundos. Lo mismo pasa con el barrio polaco de Greenpoint, o con tantos otros.

El MoMA, o al menos las salas que ví te proporcionan la inusual experiencia de poder pasear por un museo sin mirar casi ningún cartelito, porque prácticamente todo son obras maestras de artistas mundialmente famosos: Picasso, Gris, Braque, Cezanne, Seurat, El Lissitsky, Malevich, Rodchenko, Léger, Warhol... y hoy estuve en el PS1, la nueva sucursal del MoMA en Queens, una antigua escuela del siglo XIX convertida en espacio para el arte más actual, instalaciones, montajes audiovisuales...me recuerda mucho al Matadero de Madrid en la forma de aprovechar un edificio abandonado y sacar partido a la estética del desconchón y la moldura rota. Las obras son de calidad variable, aunque hay bastantes cosas interesantes.

Parte de una de las videoinstalaciones incorporaba este vídeo de una famosa canción de los sesenta, del que me he quedado prendado. Juzgadlo vosotros mismos:

sábado, 18 de abril de 2009

El cielo sobre Nueva York

Mi próximo proyecto de rehabilitación. Aquí está la noticia. Es muy gracioso que la figura del arquitecto estadounidense equivale a un puro diseñador, sin casi base técnica. Hace su dibujito y se lo pasa a alguien que sepa, en este caso mi empresa. Somos los que les sacamos las castañas del fuego a los life-stylist, los que dibujamos detalles constructivos coherentes, siempre respetando la estética del artista de turno. Lo que en el caso de las obras de Frank Gehry, conocido vendedor del relleno de los buñuelos de viento, es todo un reto.

El lunes me subo a lo alto para tomar unos datos.

jueves, 16 de abril de 2009

Aceras.

Doy respuesta a la petición de mis lectores y aporto prueba gráfica de mi medio de transporte diario al trabajo:Moviéndose sobre un bicho de esos uno se hace más consciente de todas las texturas sobre las que pasa, de cada grieta o irregularidad del terreno. Ahí tengo que decir que la ciudad deja mucho que desear. La gran mayoría de las aceras son de cemento, y la mayoría de las calles están levantadas, llenas de baches y medio deshechas. Es una de las cosas que me sorprendieron cuando llegué: mucha capital del mundo...pero la urbanización es tercermundista. En Brooklyn se da además una curiosa circunstancia: se ve que desde los orígenes hasta hoy la responsable de urbanizar el trozo de acera correspondiente al tramo de fachada de cada casa es la propiedad. Como en tantas otras materias lo privado prima sobre lo público. Así que los que tenían mucho dinero hacían una acera estupenda y si el inmueble de al lado no quería o podía gastarse el dinero en eso, se quedaba llena de baches y abandonada. Se ve perfectamente cómo corresponde casi siempre el aspecto de una fachada con el estado de la franja de acera que tiene en frente.

Además de que los bancos de los parques tienen una plaquita con el nombre del que lo ha pagado o el de su perrito, otro aspecto relacionado con la invasión de lo privado en el espacio público es, y parece que es común en todo Estados Unidos, que el acceso a los sótanos y despensas de los locales se hace mediante una trampilla en medio de la calle. Se abren las dos hojas en el suelo y se baja cómodamente la escalera que lleva al sótano del edificio. En este blog tratan el tema con detalle, para el que le pique la curiosidad.

miércoles, 15 de abril de 2009

El puente de Williamsburg.

Patito feo de los puentes de Nueva York, el de Williamsburg no tiene la fama de su hermano el puente de Brooklyn, pero no es menos impresionante.


"Deja Usted Brooklyn. ¡Ay!" Dice en yiddish un cartel a la salida del puente. La fuerte identidad de Brooklyn por un lado y el egocentrismo de los manhattanitas por otro genera chistes con frecuencia. Los conductores de metro de cuando en cuando sueltan una parrafada, un comentario, o una broma por la megafonía: el otro día uno se descolgó con un "Señores pasajeros, estamos entrando en Brooklyn: preparen sus pasaportes" que provocó una carcajada generalizada.

Primavera

¿Existe en Nueva York naturaleza más allá de Central Park?



Hudson Highlands


Localizado el pueblo de Los Simpson. No se llama Springfield, sino Coldspring. al fondo, Westpoint.

Tulipanes en el loft del irlandés.

La mayoría de las imágenes de esa entrada son de Clare, mi compañera de piso, hechas durante este fin de semana. ¡Vaya fotos que saca la tía!


Mi caaaaasa...


Jardín japonés.


Bonsai en el jardín botánico de Brooklyn

Williamsburg en flor.

Explosión de cerezos.

martes, 14 de abril de 2009

Easter

El fin de semana de Pascua lo hemos pasado juntos todos los compañeros de piso de comilona en comilona y de casa en casa. se ve que aquí la Semana Santa les importa un pimiento, pero la Pascua (Easter) y el Passover, la Pascua Judía, sí que tienen una notable tradición. Así que nos hemos juntado judíos y cristianos en la misma mesa con la excusa. Los niños se lo han pasado pipa buscando huevos de pascua que les ha dejado el Easter Bunny.

Es el momento de derribar un mito, eso de que Nueva York es "La ciudad que nunca duerme". Es tan verdadero como que París es "la Ciudad de la Luz", la capital europea con menos horas de sol al año. Pura publicidad: ¡en nueva York duermen, y como lirones! De hecho, resulta deprimente cómo se despide la gente sin rubor a las cinco de la tarde, (hora torera, cuando la tarde no ha hecho más que empezar) con un Good night!. El momento preferido por los neoyorquinos para socializarse los fines de semana es el brunch, mezcla de breakfast y lunch. Es un desayuno pantagruélico a eso de las doce o a una que vale ya como comida de mediodía. Todo lo que ponen está delicioso siempre que consigas olvidarte de que las cantidades de nata, miel, mantequilla y sirope de arce que te estás metiendo en el cuerpo no deben de ser lo mejor para el organismo.



En este fin de semana intensamente social también he conocido a un irlandés de Cork recriado en Nueva York pero que ostenta acento, faz y costumbres irlandesas como si acabase de desembarcar, que nos enseñó la parroquia católica a la que va los domingos. La abrieron para nosotros y el párroco, todo amabilidad, (que por cierto, había hecho el camino de Santiago) nos hizo una vista guiada. Lamentablemente no tengo fotos, porque era un neobarrocazo del tres, luminoso y con unas proporciones extrañas que me recordaban a las iglesias paleocristianas. En sus tiempos de esplendor tuvo 40.000 feligreses y podían asistir simultáneamente a misa unos 4000 entre el espacio central y la enorme cripta lo que al parecer ocurría todos los domingos, en los que se alternaban oficiando nueve curas. De todo eso sólo queda la infraestructura algo ajada y un jardín lleno de zarzas, porque estuvo abandonada hasta que a este cura le ha sido encomendado sacarla adelante, sin dinero para restaurarla, y sin prácticamente medios. El tipo es ingenioso y ya se las ha apañado para hacer sonar el órgano, que estaba estropeado casi desde su inauguración, allá por 1912, y conseguir un organista voluntario. También ha contactado con empresas de construcción para que le dejen a precio de saldo algunos materiales y restos de serie. Es posible que líe a mi coro para cantar ahí algún día. ¡Desde luego, lo merecen tan voluntarioso cura y su iglesia-ave fénix!

martes, 7 de abril de 2009

Miscelánea


Brand New Scooter

Últimamente le he estado dando vueltas al tema del desplazamiento por la ciudad. Mi casa está a un buen paseo de la boca del metro, y aunque en total tardo algo menos de media hora al trabajo, para abreviarlo un poco más había pensado comprarme una bici, plegable tal vez, para combinarla con el metro. Pero es inviable por varias razones.

1-Es legal llevar una bicicleta en los vagones y pasillos del metro, pero es altamente inseguro, porque en la hora punta existen muchas probabilidades de que, aunque consigas meterla en el vagón a presión, no salgas de ahí por el linchamiento colectivo de los demás pasajeros. Y claro, de escaleras mecánicas y de ascensores ni hablamos, así que habría que cargarla a pulso, a trompicones, con lo que el tiempo que te ahorras es posible que lo gastes con creces en el transbordo, intentando avanzar entre la gente.

2-Como casi todo en esta ciudad, son prohibitivas. En DUMBO (un barrio de artistas, Down Under Manhattan Bridge Overpass), en la tienda más alternativa de bicis recicladas llamada Recycle-a-Bicycle te venden un amasijo de hierros oxidados más caro que mi bici nueva en Madrid. Y en las tiendas normales, de no bajan de los mil dólares.

3-Todos los foros de bicis y ciclistas urbanos con experiencia te aconsejan el candado rígido en U como el más seguro y disuasorio...menos en Nueva York, donde también los ladrones están en la vanguardia de lo suyo, y han descubierto una técnica para reventarlos como si nada, así que aquí las bicis se atan con candado de moto, de cadenas de eslabones gruesos, lo que se llama en argot una pitón. Y ves a los pobres hombres cargando con esa pesada cadena cruzada al cuello cual banda de Miss Simpatía de todo a veinte duros.

4-Existe una cierta tendencia kamikaze en todo neoyorquino, pero en los ciclistas excede cualquier límite. Convivir con el tráfico de Manhattan, en el que nadie respeta un semáforo, y todo el mundo va como loco, sólo lo consiguen siendo ellos más agresivos todavía, arrollando a la gente, cruzándose con un camión o con un autobús sin pestañear...no sé yo si estoy preparado física y mentalmente para eso.


Así que uniendo cabos he tenido un momento de lucidez y me he comprado...¡un patinete! Así podré además moverme fácilmente por Manhattan sin necesitad de acabar con la lengua fuera.

Claro que vaya numerito voy a dar...:-D

lunes, 6 de abril de 2009

Señales de vida.

Ha pasado una semana desde que escribí la última entrada y los temas se me acumulan...

Estoy ya bastante establecido, y ya voy viendo en qué va a consistir mi trabajo. En pocas palabras, se trata de restaurar edificios "antiguos" y de hacer fachadas de otros de nueva construcción. Respecto a los primeros el estudio se encarga de rehabilitar, entre otros, el Empire State, el Guggenheim y algunos edificios de la zona 0. Entre los nuevos trabaja con estudios como el de Frank Gehry o SOM. Vamos, que la cosa pinta interesante. Se sale mucho a obra, lo que significa que cuando es un rascacielos toca colgarse de una cesta de limpiaventanas porque es imposible poner un andamio a esa altura. Hay algunas fotos pinchadas en las paredes del estudio que no tienen nada que envidiaren cuanto a vértigo a la famosa foto de Charles Ebbets.

En cuanto he tenido un mínimo de tranquilidad me he puesto a la tarea de buscar un coro, y es un placer anunciarles que soy orgulloso miembro de The Canby Singers, un grupo de cámara que se dedica en exclusiva a la música renacentista y medieval. Me han recibido con los brazos abiertos y voy a debutar en mayo con dos conciertos en el Greenwich Village y en Brooklyn Borough Hall. El concierto es temático, se llama Abandoned Women, y consta exclusivamente de quejas y lamentos de mujeres despechadas por amor. Parece que lo van a grabar, así que espero poder poneros alguna que otra canción.