domingo, 20 de septiembre de 2009

Rosh Hashana (II)

La celebración del año nuevo en casa de mis amigos me dejó con ganas de saber cómo se vive la misma fiesta en la comunidad hasidim.

Todo el mundo estaba en la calle, vistiendo sus ropas de gala (el talit y el schtreimel). El barrio, cuyos habitantes tienen prohibido ver la televisión y oír la radio, ha tenido dos encendidos debates en los últimos meses: el primero por la construcción del carril bici que lo atraviesa y conecta con la zona hipster. Los ancianos ven en la presencia de esas jovencitas insinuantes montando en bicicleta y enseñando el ombligo al mismísimo diablo. Pero no fueron capaces de que el ayuntamiento retirase el plan, y el carril bici sigue ahí.


El otro conflicto ha surgido por la presencia de un puesto de perritos calientes kosher en una plaza del barrio. Los jóvenes se mueren por probarlos y aunque cumplan los requisitos religiosos, otra vez se percibe la presencia de un elemento nuevo como una irrupción indeseable en lo que quieren que sea un barrio puro. No obstante, las miradas inquisitivas y curiosas de las mujeres cuando ven a una chica vestida con ropas modernas y los foros clandestinos de internet de jóvenes de la comunidad nos dicen que las cosas pueden ir cambiando lentamente.

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