Algunas fotos que me gustaría poner en el blog pasan delante de mis narices sin que reaccione. La definición de instantánea para mí es parecida a la clásica definición de respuesta ingeniosa: la que se te ocurre media hora después de haberla necesitado. Pues ese instante memorable siempre me pilla o sin cámara, o a toda carrera, o simplemente el tiempo de reacción del "click" es suficiente para que el momento pase y ya no haya nada que hacer. Insisto que no me gusta hacer fotos, ahora que las hago para el blog las tiro sin cuidado, con una mano, sin acercarme la cámara a la cara y me salen casi siempre movidas, sin contar con que la cámara que tengo es la más cutre del mercado: ni gran angular, ni una óptica decente...así que se hace lo que se puede para las limitaciones del aparato y su dueño.
Además, para hacer fotografías de gente hay que tener muy claro que te importa un pimiento la intimidad de los retratados o cómo vayan a reaccionar, o que se pueda romper el momento...vamos, hay que perder pudores que yo no he perdido.
Estas son algunas de las fotos que no pude hacer:
-Un tipo con sombrero de copa pasa a toda velocidad por la calle sobre un artilugio compuesto por dos bicis, soldada una encima de la otra.
-Cuatro señoras con pañuelos en la cabeza atienden silenciosas y santiguándose a cada rato a las vísperas en la Catedral ortodoxa. El coro canta polifonías mientras el pope, vestido de vivos colores esparce incienso detrás del iconostasis.
-Un junco chino pasa delante de la Estatua de la Libertad.
-El viejo rabino con su espesa barba blanca le enseña a unos niños de bucles negros quién sabe qué antiguos conocimientos a la entrada de una librería.
-Cualquiera de las limusinas, que pasan cuando menos te lo esperas. Simplemente no las pillo.
-Un hombre reparte publicidad a las 8 de la mañana en un pasillo del metro. La gente, acelerada la rechaza o la coge sin mirarle. Pero no reparte propaganda de un vidente o una tienda de manicura, se anuncia a sí mismo: es un candidato a concejal del distrito que se curra así los votos de estación en estación.
-El músico del metro tiene tanto swing que acaba bailando todo el andén.
-Satán, el líder de la banda de moteros, tostándose al sol en su patio con algunos de sus acólitos tiene su niñita recién nacida sobre el pecho peludo. Esa cosa tan pequeña y rosada sobre una mole humana llena de tatuajes le ocupa poco más que el pezón izquierdo. Es un contraste de lo más tierno. Satán vive en la calle paralela a la mía y mi compañera de piso le conoce de hace tiempo. "Hey, Melinda! Ya know? I like you b´cause you don´t judge us, you say hullo when you pass, uh?, not like most of the people that watch us like a cage of monkeys..."
Desde luego no parecía el momento para ponerse a tirar fotos...
martes, 9 de junio de 2009
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