sábado, 6 de junio de 2009

Mi votooo me lo robaaaaron...

La burocracia española (combinada con la americana, también terrible) lo ha conseguido: por primera vez en mi vida adulta no voy a votar, y no por voluntad propia. Lo peor no es que se me haya negado el derecho más básico en una democracia, que es el que por cierto justifica que se llame democracia, sino la naturalidad y pasividad con la que lo contemplan todas las instituciones a las que me he quejado cuando todavía tenía solución.

Resulta que por la acción combinada de la Oficina del Censo Electoral (que depende del Ministerio ¡de Hacienda!) que envía la documentación por correo ordinario y si llega, llega, las aduanas estadounidenses y el Consulado, que me ha mostrado reiteradamente su inoperancia, mi voto estas elecciones ya está decidido: abstención forzada.

Todas las experiencias que he tenido en tan excelentísima institución han forjado en mí la idea de que la plantilla se compone de casos de catálogo de sublimación percuciente del Principio de Peter. En vez de deportarles a Siberia les mandan al Consulado de Nueva York, donde tienen una vida cómoda y suena bien.

Cuando llegué, mi primera semana fue una contrarreloj en la que tenía que resolver todos los papeleos necesarios previos a empezar a trabajar, casi sin comer y casi sin dormir. El viernes anterior a comenzar el trabajo decidí ir al Consulado a registrarme: ya tenía casa, requisito para que te acepten en sus achivos. Se supone que TU consulado es zona amiga, un lugar donde si tienes algún problema gordo te tenderán una mano, una institución que representa a tu país en tierra hostil. Así que todo sonriente y relajado, fui con mis papeles a las 12 de la mañana, sabiendo que el horario era de 9 a 2. A las doce y media fui atendido por un funcionario grosero que sin mirarme siquiera me espetó en monosílabos: "¡Foto! ¡Dni! ¿no tiene foto? ¡No puede registrarse!". En el mismo estilo me dice que el sitio más cercano (según él) donde me puedo hacer una foto está en una farmacia a unos cuantos bloques. "Bueno, cierran ustedes a las dos, ¿no?" me aseguro. "Ufff, bueeeno, para lo suyo...tiene hasta la una, que tenemos que ir cerraaando"

Miro el reloj. Tengo media hora escasa para llegar, hacerme la foto, volver, pasar los controles de seguridad y registrarme. Allá voy corriendo como un loco.

Farmacia cerrada. Siguiente farmacia, cinco bloques más allá. 20 dólares por una foto de carné. Vuelta corriendo esquivando coches, lanzo las monedas y objetos metálicos a los de seguridad...La una menos dos minutos. Llegué.

Soy la única persona en la sala esperando ser atendido y todas las ventanillas están desocupadas, al igual que hace media hora. Me recibe el mismo funcionario, mirándome de reojo. "¿Qué desea usted?" "Bueno, lo mismo que hace media hora, registrarme". "Espere". Después de un buen rato, vuelve todo tranquilo: "Está cerrado, vuelva el lunes". En ese momento la sensación de frustración y la tensión acumulada durante toda la semana llegó al límite, pero consigo sacar la voz más melíflua de la que soy capaz: "Señor, el lunes no voy a poder, ni ningún otro lunes ni ningún otro día, porque su horario de 9 a ¿1? es incompatible con el trabajo que comienzo. Es una cuestión sencilla...yo le dejo todos los impresos rellenos y la foto y ustedes lo gestionan el lunes". Respuesta del chupatintas: "No podemos recepcionar ningún documento". "¡Si no quiero que lo recepcionen, sólo que lo cojan!" Así que le dije que quería hacer una queja oficial por el trato recibido y fue ese el primer momento en el que levantó la cabeza y empezó a hablar con frases largas: "Sepa que eso significa elevar una queja al Señor Cónsul". Por el tono y el cambio de actitud me di cuenta que había acertado. "Efectivamente, al Señor Cónsul, haga el favor". Para evitar eso, que debe ser lo peor que les pueda pasar en ese limbo desocupado e inoperante, sale otra vez y aparece una señora, obviamente alguien con más autoridad. Le explico el caso, e insisto en lo de la queja. Momentos después la señora me dice que han reiniciado los ordenadores, y que me lo están gestionando pero confidencialmente, me dice, ahora es a ella a la que odian. Le doy las gracias y prescindo de la queja escrita.

El mayor y casi único beneficio de todo esto era el poder votar en las elecciones europeas (cosa que al final no va a suceder), porque aunque se supone que el Consulado vendrá en mi auxilio si hay una situación de emergencia... lo dudo mucho si les pilla más tarde de la una o a la hora del cafelito.

Por cierto, pocos días después cambiaron los horarios en la página web.

7 comentarios:

  1. Yo tambien estoy registrado como residente en la Embajda de un pais extra-comunitario, y en el caso de que decidiese volver a Espana eso da derecho al paro del inmigrante retornado (o algo asi). Aparte de que tambien hay beneficios fiscales implicados (cuentas de no-residente en Europa y tal).

    Te lo digo para que no descartes a la Embajada, informate de los derechos que tienes y puede que haya algo que te sirva. En mi caso la Embajada de Bangkok se salva porque la que atiende la ventanilla es un sol, pero si me toca otro elemento que hay, que es peor que irse de cena con la Belen Esteban, me doy la vuelta y vuelvo otro dia.

    Taksin

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  2. ¡Taksin! Ahora tengo seguro quién eres, ¡qué bien que me leas! El pseudónimo era una pista buena, y el estilo inconfundible, pero aún así me tenías despistado...¡Un abrazo!

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  3. Una aclaración: salí victorioso del primer round, consiguiendo registrarme, pero he perdido por goleada a la hora de la verdad, porque la documentación no me ha llegado y nadie me ofrece una solución. No me creo que no puedan tener en el Consulado unas cuantas papeletas y sobres por si acaso, o si no podían haber presionado a Aduanas para que sacasen el envío de ahí a tiempo, puesto que lo tenían localizado. Pues no.
    Eso sí, organizan unas fiestas estupendas, no sé si con o sin Ferrero Rocher...

    En cualquier caso, aunque no entiendo muy bien lo de los beneficios fiscales, miraré si ofrecen algún otro servicio de utilidad, pero me confieso escéptico.

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  4. Siendo residente extracomunitario no tienes la obligacion de pagar impuestos en Europa, ademas puedes abrir cuentas de no-residente en cualquier banco europeo. Todo el dinero que metas en esa cuenta es tax-free, y ademas no tienes la obligacion de dar explicaciones sobre el origen de ese dinero. Explicaciones en un contexto normal, claro. Si hay algun proceso judicial abierto es otra historia.

    Esto a mi me viene bien para tener cuentas en Europa pero sin la obligacion de tener que hacer declaracion de la renta. Otra cosa son las obligaciones que tengas con el IRS de EEUU, ya que eres trabajador alli.

    Si te cuelgas el cartel de tax-free puede que te acabes casando con una judia. Seria un puntazo, la verdad, mira a Bar Refaeli...

    Abrazos, y a ver cuando vas a la boda de la hija de un italiano!

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  5. Me temo que aunque hubieran tenido papeletas en la embajada de nada te hubiera servido porque necesitas un certificado de que apareces en el registro de votantes. Lo que necesitabas era la carta.

    A mí por suerte sí que me ha llegado pero no me ha llegado el paquete de mi padre con dos libros... En correos de España dice (por internet) que el paquete ha sido entregado (¿a quién?), aquí me dicen que por ese número no les sale nada. Ahora les toca a los españoles ir a quejarse pero me da que al final el paquete se va a perder entre los engranajes de las administraciones de ambos paises. ¡Viva Europa!
    Un beso,
    Mary

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  6. Consuelo de tontos, Mr. Primate. La inoperancia del ayuntamiento de Madrid ha servido para que tres meses después de mudarme no fueran capaces de empadronarme, y seguir registrado a 50 km de mi casa para votar.
    Pedí voto por correo, y ¡alas! después de leer la página del ministerio en la que aseguran que aceptaban cualquier voto emitido el propio día de las elecciones, me entero 3 días antes de que tenía que haber enviado el voto una fecha pasada.
    Conclusión: otra abstención forzosa.

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  7. Continúo el relato: después de escribir esta entrada del blog, calentito y de carrerilla, escribí unos cuantos correos para quejarme y pedir una solución, a sabiendas que el engranaje burocrático no iba a tener la agilidad de resolver nada si no antes de las elecciones, antes de fin de año. Así que mandé una carta de protesta, larga y detallada y no exenta de un poco de sorna al Consulado, a la Oficina del Censo Electoral, a la junta Electoral Central y al Defensor del Pueblo. Ahí es ná. Bueno, pues contra todo proóstico, hoy recibo una respuesta...del señor Cónsul, diciendo que entiende mi desesperación, pero que ellos no pueden hacer nada, y metiéndose en camisas de once varas se pone a justificar que se trata de un hecho aislado y muestra como prueba...que "es la primera vez que me pasa esto", luego deduce que desde que estoy en Nueva York he podido votar siempre, menos esta vez...¡Gran lógico! He podido votar todas las veces menos la primera y única. Aristotélico. Luego me propone que me queje y exija una aclaración al servicio de aduanas americanas. Es decir, sigue escurriendo el bulto. En vez de coger el toro por los cuernos y responsabilizarse ellos de la gestión vuelven a desentenderse y dejar que sea el ciudadano damnificado el que pierda tiempo y esfuerzo en algo que evidentemente ya no le va a reportar beneficio alguno. Es SU sistema el que ha fallado, y deberían ser ELLOS los que formulasen las quejas y me ofreciesen una explicación clara.

    Del Defensor del Pueblo no he recibido respuesta alguna que justifique su nombre.

    Y la carta sigue sin llegar.

    Villarramblas, Mary, se ve que los casos aislados proliferan...

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